En cuanto al concepto propio de educación, como punto de partida, resultan interesantes dos acepciones de la RAE. La primera sería la “crianza, enseñanza y doctrina”, que entrama por una parte la acción de la crianza que es la acción que debe recaer en gran parte en casa (familia) y las otras dos en la escuela, o al menos en su mayoría.
Por un lado, se entiende la enseñanza académica y ética; por otro lado, plantea la doctrina como materia o conocimiento que se enseña. Esto último nos lleva a la segunda acepción, “la instrucción mediante la acción docente”, entendida como la acción de proporcionar conocimientos y habilidades para dar una determinada formación.
Además, la educación supone una elevación de la conciencia y del entendimiento del ser humano y su contexto, así como del desarrollo de las capacidades extraordinarias del mismo, ya no solo mentales si no físicas, y a su vez de comportamiento: respeto, control de las emociones y de los impulsos o instintos más primitivos.
El ser humano es un ser gregario, por lo tanto, necesitamos de un mínimo de educación para la propia convivencia en el grupo, así como para el desarrollo y evolución del mismo.
En cuanto a la justificación, se entiende al ser humano como un ser inacabado, es decir, que está por completar. Ese proceso, pasa por el desarrollo de las capacidades y aptitudes del mismo, proceso en el que la educación tiene un peso fundamental para el desarrollo personal y vital del mismo. Si el ser humano avanza como individuo, lo hará como colectividad y viceversa y ese es uno de los principios primarios, el de supervivencia y mejora.