YOGA EN EL 2020. COMO VIVIR UNA FILOSOFIA MILENARIA ORIENTAL, EN OCCIDENTE Y EN CRISIS.

El comportamiento actual a nivel socio-politico es un bucle, del cual es muy difícil salir, porque lamentablemnte estamos gobernados por paradigmas, tales como -“estudia para ser alguien”, -“solo trabajando duro te irá bien”, -“teniendo un titulo universitario seras valorado”, y asi muchas creencias, basadas en la cultura del esfuerzo, guían nuestros objetivos propuestos. Esa es la realidad actual.

Pero qué sucede cuando no hay trabajo por circunstancias ajenas a mi esfuerzo? Cuando hay guerras? Cuando hay desigualdad? Si los pilares de la sociedad son en base al trabajo? Significa que no soy persona?

Existe una ética política-social en cuanto a estándares de vida, que muchos gobiernos no la cubren, dejando vidas en calidad de “indignas”. Y las mediciones de “paises felices” son a base de indicadores economicos de mercado.

Hoy las crisis son un hecho y la mirada de esperanza creo que no va a que el Mercado mejore economicamente. Creo que la esperanza es que el sistema deje de ser econo-centrista.

La real esperanza es que se produzca un cambio real. Y el principal actor, es el consumidor, eres tú y soy yo, cambiando nosotros, el cambio real se logra.

Qué hacemos con tanta tecnocracia, tiempos en que la educacion tambien es un bien de consumo. Porque hay que ir a la Universidad, y ya no basta con un grado (ahora es un post-grado) y obtener un trabajo que nos meta a la máquina es un gran logro. Y nos vamos llenando de etiquetas para definir quien somos, en vez de ir liberándonos, (y ser quien somos, simplemente siendo) nos vamos acotando más, con una profesion, con un estilo de alimentacion, con un estilo de musica, con un pais, con una raza, con una clase social. Es importante para nuestro bienestar que seamos de acuerdo a convicciones reales, no de acuerdo a patrones.

De donde vienen todos esos patrones que nos llevan a la esclavitud sistemática?. No es triste vivir estresados para poder pagarnos la terapia para desestresarse luego? Existe un agobio, una presión, una fuerza que no sabemos de donde viene que nos obliga a competir para no quedarnos marginados. Y cuando esta presión revienta, llega la crisis, la economía cae y aunque nos esforcemos no conseguimos nada mejor, porque la etiqueta que teniamos ya no encaja.

Todas las crisis ocurren por una causa y desencadenan una serie de cambios.

Mi esperanza es que las crisis de esta era sean en pro de la evolución del ser humano. En que nos hagamos concientes de nuestro impacto.

Las crisis actuales son causadas por el consumo individualista y esclavizante.

Que pasa si nos orientamos a lo comunitario?

Si nos damos cuenta de que lo que yo soy, pienso y hago afecta en lo que el otro es, piensa y hace?

Puede ser que sea el tiempo de validar de que no hay verdades absolutas que nos puedan regir a todos por igual, porque no somos todos iguales.

Mi esperanza es que se viene la era del hacernos cargo.

Todos los despertares tienen un fuerte impacto al principio. Imaginemos qué se siente cuando ves algo desconocido, cuando haces consciente cosas que no estaban antes a tu alcance. Todo se va rearmando, hay un renacer, se cambia el foco objetal, hay desligitimacion de dogmas, y tal como se van cayendo mitos, se van creando nuevas columnas de apoyo.

Tal como es el mundo, soy yo mismo. Somos espejo. Lo que pasa afuera repercute dentro y viceversa.

Puedo hacer mucho por fuera para luchar por mis verdades. Pero no descuidemos el hacer mucho por dentro también. Ambos son inseparables y conforman el equilibrio.

La filosofia ancestral del yoga nos enseña a despertar la conciencia, a hacernos parte del estar aquí y ahora, tal como es, sintiendo con todos los sentidos.

Nos pone alerta y atentos a nosotros en un todo.

No tiene que ver con dogmas, tiene que ver con existencia y experiencia. Yoga se practica, se camina, se hace, se es.

Mi esperanza es que nos miremos, escuchemos, toquemos, amemos, diferentes, pero con el mismo valor. Eso es conciencia en la unión. Y eso es Yoga.

Om Tat Sat.

Con amor, Ana.

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