¿En qué se diferencian el yoga y el pilates y cuál debería practicar? Esta es una pregunta que surge a menudo entre mis alumnas y alumnos.
Aunque ambas prácticas se centran en la relación cuerpo-mente y favorecen los movimientos de bajo impacto, difieren tanto en sus orígenes como en sus objetivos.
En 5 puntos te cuento qué actividad, el yoga o el pilates, se adapta mejor a tus necesidades.
1. ORÍGENES DIFERENTES
El yoga es una práctica milenaria que tiene su origen en el sur de Asia. Esta práctica se ha extendido a muchos lugares y culturas diferentes. Hoy en día existen numerosos tipos de yoga (Iyengar, Hatha, Ashtanga, Kundalini, etc.).
El Pilates fue creado por Joseph Pilates a principios del siglo XX. De niño padecía asma y raquitismo. Inspirándose en numerosas prácticas (yoga, danza, gimnasia, etc.), desarrolló sus propios ejercicios. Joseph Pilates creó su propio estudio en Nueva York en la década de 1960. La práctica atrajo a muchos bailarines de alto nivel que buscaban mejorar su resistencia, fuerza y flexibilidad. Gracias a esta comunidad, Pilates se ha convertido en una práctica generalizada.
2. DIFERENTES OBJETIVOS
Hay muchas posturas de yoga. Esto tiene la ventaja de trabajar todo el cuerpo. Una postura siempre se complementa con otra que trabaja el grupo muscular opuesto. El uso de accesorios no es obligatorio. Sin embargo, muchos profesores utilizan bloques y cinturones para ayudar a los alumnos a colocarse correctamente.
Los ejercicios de Pilates se basan en el principio de que todo movimiento parte del "core". Los ejercicios suelen ser movimientos restringidos, aislados y repetidos varias veces. El objetivo de una clase de Pilates es centrarse en la alineación de la columna vertebral para controlar al máximo los movimientos del cuerpo al tiempo que se fortalecen los músculos profundos.
Según Joseph Pilates, "esta práctica desarrolla el cuerpo de manera uniforme, corrige las malas posturas, restaura la vitalidad física, vigoriza la mente y eleva el espíritu".
3. LA IMPORTANCIA DE LA RESPIRACIÓN
La respiración es un elemento esencial de la práctica del yoga. De hecho, la práctica de dirigir conscientemente la respiración se conoce como "pranayama". La respiración se considera una fuente de energía y vida. El objetivo de la respiración es controlar y cultivar esta formidable fuente de energía. Dependiendo de la clase de yoga, se pueden utilizar distintas técnicas de "pranayama".
Algunos estilos de yoga fomentan el trabajo de la respiración durante toda la sesión, mientras que otros tienen un espacio de tiempo específico para el trabajo de pranayama. En general, las clases incluyen la práctica del "ujjayi", que es una forma particular de respirar. Se trata de una respiración profunda, concentrada en el flujo de la respiración a través de la laringe. Es lenta y profunda, lo que favorece la serenidad del cuerpo y la mente y ayuda a disipar las tensiones.
En Pilates, se anima a los practicantes a prestar atención a su respiración durante toda la sesión (inspirar por la nariz y espirar por la boca - cosa que en yoga es muy poco habitual). Se trata de una respiración torácica lateral, anterior y posterior. A diferencia del yoga, no existen técnicas respiratorias diferentes ni franjas respiratorias específicas. La respiración es constante y uniforme.
4. EL LUGAR DE LA ESPIRITUALIDAD
La espiritualidad es intrínseca a la práctica del yoga. Esto se debe, en particular, a los orígenes del yoga. Las posturas del yoga han evolucionado desde la simple postura con las piernas cruzadas hasta la posición de meditación sentada, pasando por un número infinito de posturas. Sin embargo, conviene recordar que cada postura de yoga tiene su origen en la meditación. Tradicionalmente, una clase de yoga termina con "Savasana", un momento de meditación y calma.
Aunque la práctica de Pilates tiene efectos positivos en la reducción del estrés, no tiene una dimensión espiritual, sino que es una práctica física.
Ahora que ya sabes de qué va, ¿cuál estilo te gusta más?
