Educación en época de Covid-19: nuevos retos, nuevos maestros

Es dífícil ser maestro en estos tiempos inciertos.

Difícil atender plenamente las necesidades de un alumno a través únicamente de medios digitales.

Es imposible sustituir la infancia del juego y el contacto.

La comunicación de corazón a corazón.

El Covid nos ha robado los abrazos, los apretones de hombros y de manos, la cercanía personal, la parte más humana de la docencia, aquella por medio de la cual el aprendizaje cobra sentido pleno.

Nos ha robado el calor del grupo, el sostén del cole cuando era sostén. Y lo ha sustituido por un entorno templado, en el que continuar creciendo y aprendiendo, aún faltándonos lo más importante.

Los profes,en su conjunto, lo hemos sabido hacer: mantenerse cerca de cada alumno, aunque fuera con una pantalla de por medio; mostrarse como un salvavidas en tiempos de incertidumbre; seguir avivando la llama del aprendizaje, de otra manera.

Porque la enseñanza es nuestra pasión y el motor de nuestra vida.

Porque nuestros alumnos nos llenan, nos dan esperanza y entusiasmo, y nos roban el sueño.

Por eso vamos a seguir estando ahí, siempre. Apoyándolos como nos sea posible, como las circunstancias nos dejen. Buscando nuevos recursos, abriendo nuevos caminos e inventándolos si es necesario.

Los maestros hemos declarado la guerra al Covid. Y vamos a luchar hasta donde sea necesario para recuperar lo que nos ha sido robado, aunque debamos hacerlo a distancia, a medias tintas en cierto modo.

Solo hay una cosa clara: los niños nos necesitan, y ninguno puede, ni se merece, quedarse atrás. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad como maestros acompañarles en esa tarea, como también lo es ser su paracaídas cuando parece que el mundo conocido se derrumba, que el día a día que conocíamos antes no volverá.

A nosotros nos corresponde seguir tejiendo la red de la escuela más allá de la escuela.

El abanico de las palabras, los contenidos y las materias tratados con cariño y con pasión.

Seguir tejiendo las miradas y las sonrisas, las alegrías cotidianas que daban sentido a la clase.

A nosotros nos corresponde ser luz en la oscuridad, seguir avivando los sueños,

seguir siendo Maestr@ para tod@s y ahora más que nunca

para cada un@.

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