¿Cómo enseñar ciencias sociales con empatía histórica?

La empatía histórica es una técnica que nos permite ponernos en la piel de personajes del pasado e intentar pensar como ellos lo harían. Como profesor de historia, lo encuentro interesante para indagar en partes del temario que suelen estar invisibilizadas por los libros de historia (mujeres, clases populares, gastronomía, vida cotidiana, etc.) así como para repasar y consolidar los contenidos generales de la asignatura (momento histórico concreto, contexto general, grandes personajes y acontecimientos, etc.)

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En mis clases intento introducir técnicas como esta para hacerla más divertida, pero también para que repasar y consolidar contenidos de una forma útil. Para entenderlo pondremos un ejemplo: la revolución industrial. Durante este tema tratado en 4º de la ESO y 1º de bachillerato, el alumnado aprende: cuáles fueron las nuevas máquinas que hicieron posible la revolución como la máquina de vapor, los cambios económicos que hicieron que la población emigrara del campo a la ciudad, las condiciones penosas de la clase obrera o las huelgas e ideologías que lucharon por cambiar el sistema.

Con la empatía histórica, el alumnado podría por ejemplo ponerse en la piel de una mujer, hombre o niño de la 2a mitad del siglo XIX y contar como ha sido un día de su vida (escribir un diario). Esto hará que el alumno tenga que pensar e investigar que máquinas se utilizaban para trabajar, explicar cómo vive y dónde y que es lo que desea cambiar de su vida y como podría hacerlo.

Durante las clases particulares puede parecer que emplear el tiempo con este tipo de actividades es perder el tiempo, pero nada más lejos de la realidad. Podríamos, por ejemplo, utilizar el recurso de la empatía histórica para trabajar vocabulario específico, obligando a utilizar términos que hemos aprendido recientemente.

Otra forma de añadir valor a la actividad sería enlazándola con otras asignaturas de letras como lengua castellana o valenciana, haciendo que nuestro alumno o alumna tenga que tener en cuenta las faltas de ortografía y la sintaxis para elaborar un texto coherente y bien redactado. Además, la literatura y la historia están íntimamente relacionadas, por lo que podríamos ligar la actividad a una figura literaria, autor o estilo concreto, haciendo que el alumno o alumna deba indagar sobre cómo fue la vida del autor o autora y relacionarla con el contexto histórico trabajado.

Como profesor pienso que es importante también, por no decir nuestra obligación, intentar que los y las alumnas se diviertan, en la medida de lo posible durante las lecciones. Actividades como esta pueden parecer a priori aburridas, pero, por experiencia personal, se vuelven muy enriquecedoras no solo para nosotros sino para ellos, ya que realmente se meten en el papel que les otorgamos e intentan construir un relato creíble y verídico.

Estimular la imaginación y la creatividad son además deberes del profesorado, que no debe limitarse a explicar unos contenidos concretos para que después sean vomitados por los y las alumnas. Fortalecer actitudes como estas, tan presentes en niños y adolescentes, es crucial para que después ellos mismos se conviertan en personas autónomas, cosa que, sin duda, debe ser el objetivo de la educación.

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