"Quiero sacarme el B2 de francés"
La mayor parte de los alumnos, sobre todo los que están completando su itinerario como estudiantes, tienen muy clara esta idea, aunque en ocasiones no sepan muy bien a qué corresponden estas siglas DELF B2 (Diploma de estudios en la lengua francesa).
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Cierto, este diploma nos va a permitir disfrutar de una beca Erasmus o realizar estudios en establecimientos escolares en el extranjero sin necesidad de realizar pruebas de acceso que nos inquieten a la hora de lanzarnos a la aventura. Es un sésamo accesible que SIEMPRE nos abre puertas.
Y lo mejor de todo es que su validez NO CADUCA. No nos veremos obligados a renovar la existencia de nuestros conocimientos cada dos años por un "módico precio" como ocurre con otros títulos... así que la cuestión ofrece poca duda. Aunque no pretendamos ser unos eruditos en la lengua de Molière, un B2 no hace daño a nadie.
Para conseguir nuestro objetivo, debemos acreditar cuatro competencias que son la base del aprendizaje de cualquier idioma: la comprensión oral, la comprensión escrita, la producción oral y la producción escrita. Dicho de otro modo... debemos ser capaces de entender, de asimilar un escrito, de escribir y de hablar dentro del baremo que se espera de nosotros, que es accesible, pero desde luego, hay un itinerario que recorrer hasta llegar a la meta.
¿Cómo sacarse el B2 de francés?
Con ganas de aprender y sin miedo ni ideas preconcebidas. Todos podemos hacerlo. No exige sacrificios ni esfuerzo físico, sino embarcarnos en una agradable aventura que estimula nuestro cerebro desde que aprendemos la primera palabra hasta que somos capaces de escribir nuestro essai más elaborado. Para ello es muy importante contar con la guía de un profesional que sepa aplicar a cada uno de los candidatos la dosis necesaria de cada disciplina en el momento justo.
"Estudié francés hace muchos años. ¿Puedo sacarme el B2?"
Pues claro que sí. He conocido a muchos alumnos que comienzan o retoman las clases de francés, sintiéndose en desventaja por no ser adolescentes o adultos jóvenes. En una sociedad que vive más y mejor, ya es hora de modificar conceptos arraigados pero no siempre ciertos. Si dispongo de tiempo y ganas de aprender un idioma, ¿qué me impide hacerlo?
Estudiar sin presión académica es sin duda el aprendizaje más satisfactorio tanto para el alumno como para el profesor. Me viene a la memoria la alegría de una alumna que "se sacó" el famoso B2 aunque ya estaba jubilada y no tenía en mente ninguna beca ni ninguna ambición laboral, sino demostrarse que era capaz de obtener su diploma. Ahora prepara el C1 y luego vendrá el C2... Y aunque no haya más diplomas, lo que sí debe haber es entusiasmo y ganas de aprender y de dejarse enamorar por la sutileza de un idioma tan bonito como lo es el francés.
Así que ánimo y parafraseando a Hergé, el creador de Tintin, os reto a seguir aprendiendo y practicando el francés en todos sus registros desde los 7 hasta los 97... por lo menos.
