Ocho de cada diez personas que quieren aprender o mejorar su inglés sienten verdadero miedo a la hora de producir oralmente una frase. ¿Es esto resultado del modelo de enseñanza actual? ¿Nos han enseñado a tener vergüenza? Es cierto que durante los últimos años y hasta hoy, en las aulas ha primado el manejo de la gramática, el vocabulario, los tiempos verbales, las condicionales y la pasiva, pero tristemente en algunas ocasiones, se ha dejado ligeramente de lado la fonética, la motivación del alumno para que hable y hable bien, pronunciando adecuadamente y haciéndolo seguro de sí mismo y no sintiendo vergüenza o sensación de estar haciendo el ridículo. El cúlmen del aprendizaje de un idioma es comprenderlo y expresarse como lo haría un nativo, así pues, dar un paso atrás a la hora de realizar una buena actividad de speaking nos coloca en un puesto por debajo con respecto a aquellas personas que han crecido hablándolo con naturalidad.
Es de suma importancia para alcanzar un buen nivel del inglés, o de cualquier idioma en definitiva, que al alumno se le presente, cuanto más temprano mejor, el habla, la conversación, la buena pronunciación además de juegos de speaking en edades cortas, con temas interesantes en mayores, y conseguir así que se familiarice y se normalice hasta tal punto (el adecuado y necesario, por otra parte), que sea totalmente capaz de no recrear en su mente que está desempeñando una tarea difícil, vergonzosa, y que pueda perder, en un último y victorioso paso, el miedo a hablar inglés.
Durante los 10 años en los que me he dedicado a la enseñanza del idioma he hablado con más gente que se encontraba en una situación de desventaja en cuanto al speaking se refería, mucho más que en gramática, lectura o incluso escucha. Ellos mismos me han contado en alguna ocasión que a lo largo de su vida de estudiantes nunca nadie se preocupó por la producción oral del inglés, no tanto como otras destrezas y contenidos de esta materia. Resaltemos entonces la importancia de la integración del habla desde edades tempranas e introduzcamos en nuestras aulas, clases e interacciones con nuestros alumnos actividades que normalicen el habla con una pronunciación adecuada que les sea útil en un futuro.
