¿Es realmente el alemán tan difícil de aprender para los españoles?

A primera vista, el alemán les suele parecer difícil a muchos españoles. Como profesor de alemán, sé que si el aprendizaje te parece un reto demasiado grande, automáticamente baja tu confianza y el proceso se vuelve mucho más arduo. Es como si te saboteases a ti mismo.

Pero… ¿Y si os digo que el alemán no tiene por qué ser difícil? Veamos, en japonés existen tres alfabetos, en alemán solo uno, además es el mismo que en español. En chino existen más de 100.000 caracteres, en alemán son únicamente 26 letras, más 3 letras con diéresis y una “s” especial (“ß”). Si a alguien le intimidan los 4 casos en alemán, le recuerdo que en el latín son 6 y en el finés, por ejemplo, llegan a ser 15.

En fin, hay idiomas bastante más difíciles para un alumno español que el alemán. Además, con un buen profe, todos estos puntos se vuelven claros y fáciles. Vamos a ver unos de los aspectos que más difíciles del alemán y como facilitar su aprendizaje.

1. Las consonantes seguidas en alemán

Entre las principales dificultades del alemán se suele contar la pronunciación. Al ver las palabras alemanas por primera vez, destacan muchas consonantes juntas, y uno no sabe cómo pronunciarlo sin romperse la lengua en el intento. Ejemplos podrían ser: “Deutschland”, “Tschechen”, “Pferd” o “Arzt”. La solución es muy fácil: basta con dedicarle una o dos clases de fonética al principio, y… ¡el problema desaparece!

A diferencia del inglés o francés, en alemán todas las letras o composiciones de letras se pronuncian siempre igual y si existe más de una forma de pronunciarlas, hay también una regla clara. Por ejemplo, la combinación frecuente de las tres consonantes “sch” se pronuncia como el sonido que hace el viento, como el “sh” en inglés (p.ej. show o Shakira). Así que, no te asustes al ver tres consonantes seguidas, aprende como suenan y listo.

2. Palabras largas del alemán

Las palabras kilométricas tan populares en artículos que intentan convencerte que el alemán sea difícil, como “Donaudampfschifffahrtsgesellschaftskapitänsmützen” y otros monstruos semejantes, son más bien excepciones y se refieren a menudo solo a vocabulario técnico (p. ej. en derecho o medicina). Hablamos aquí de palabras compuestas, las que en español se escriben con preposiciones y espacios, mientras en alemán van todas juntas o con guiones.

Veamos, si sabes que “Nacht” es “noche” y “Tisch” es “mesa”, entenderás rápido que “Nachttisch” es la mesita de noche. Y si lo escribiría “mesita-de-noche” o “mesitadenoche” también lo entenderías. Es solo cuestión de acostumbrarse. Por cierto, si me falla la tecla de espacio y en un correo mío te hablo de “mesitadenoche” o de “estanteríasdelsalón”, al leerlo a voz alta, no lo leerás en un aliento, sino haciendo pausas cortas entre las palabras. Lo mismo hacemos en alemán: “Wohnzimmerregale” pronunciamos como “Wohn-Zimmer-Regale”, con lo que pierde toda la dificultad aparente.

De hecho, ¡las palabras compuestas te pueden hasta facilitar la vida! Por ejemplo, en español las manos, los guantes y los zapatos son todas palabras independientes que hay que memorizar. En alemán, sabiendo solo que “Hand” es mano y “Schuhe” zapatos, ¡ya tienes aprendidos los guantes: “Handschuhe”!

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3. Los cuatro casos de declinación y otros líos gramaticales

A menudo, un profesor desganado hace pensar a los alumnos que las múltiples tablas de declinaciones en alemán, sus tres géneros gramaticales o los diferentes plurales, son obstáculos que solo unos pocos sean capaces de superar. Pues, siento desilusionar, pero todo eso no es para tanto y cualquiera con suficientes ganas es capaz de aprendérselo. Otro mito es que al hablar, tienes que recordar a la velocidad de la luz las diferentes tablas para formar tu frase correctamente.

Eso solo es cierto al principio, cuando estás conociendo el sistema de la gramática y vas paso por paso. ¿Acaso es distintocuándo aprendes a hacer un ejercicio en el gimnasio? Si quieres subir las pesas de forma correcta, las primeras veces también piensas en todos los detalles, paso por paso: dobla las rodillas, mantén los codos cerca del tronco, no vayas demasiado rápido, baja la pesa de forma controlada, etc. Pero, después de hacer el ejercicio durante diez días seguidos, ya no vas a repasar todo eso en tu mente, sino que cogerás las pesas y harás el ejercicio bien de forma automática. Así será también con las declinaciones en alemán. Lo importante es tener un profe quien sepa explicarte bien el sistema y quitarte el miedo a usarlo.

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Para terminar, hay más dificultades (o supuestas dificultades): verbos que van al final de la frase (¿has intentado a leer en árabe?), números que se leen al revés (anda que los números en francés…), verbos separables (hello, phrasal verbs!), verbos que necesitan ciertas preposiciones… Realmente, dificultades de este tipo existen también en tu idioma, solamente que no las notas. Mira, en español tampoco puedo decir que me “enamoré con un chico” o “a un chico” o “sobre un chico”. Debo decir “me enamoré de un chico”. En alemán también hay solo una preposición válida. Ni más difícil, ni más fácil que en español. Cuando habla Yoda de StarWars, nos hace gracia a todos (o gracia hace), además de que se le entiende perfectamente.

Entonces, ¿por qué quejarse de los verbos al final de la frase en alemán? En cuanto a los verbos separables, si no te quejas de los phrasal verbs como “find out” o “give up” en inglés, ¿cómo te vas a quejar de un “zumachen” o “aufmachen” en alemán? Verás, voy a compartir contigo una verdad incómoda: el alemán no es tan difícil como te lo pintan, y si quieres comprobarlo tú mismo, reserva una clase de alemán ;)

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