Para mi dar clases fue algo que empezó hace mucho, cuando prácticamente acababa de empezar la educación no obligatoria. Al principio era algo que me daba miedo, temía no saber-lo hacer bien. Empecé con un chico de mi pueblo que vive a un par de calles de mi casa. Estuve dos años dándole repaso solo a él y en se tiempo aprendí muchísimo gracias a él, de cómo explicarme mejor, de cómo hacer que las cosas se entendieran y de hasta cuanto rato vale la pena centrar-se en un mismo ejercicio.
Después de esos dos años empecé a dar más clases de repaso, en su mayoría alumnos de primaria. Con ellos aprendí más de paciencia que de dar buenas explicaciones, entendí muy bien las diferencias de necesidad entre alumnos de educación secundaria i de primaria. Con ellos aprendí que es muy importante fomentar la concentración que no solo repetir una misma cosa durante mucho rato.
Todo esto lo puse muy en práctica cuando di clases varios años seguidos a una alumna que empezó siendo de primaria i termino siendo de la ESO. En ese proceso aprendí con ella las diferentes necesidades que tienen los alumnos según van creciendo y según el nivel de exigencias de los colegios va en augmento.
Gracias a todo eso aprendí a dar clases de diferentes estilos según la edad del alumno, las exigencias del colegio y el carácter, de esta forma las clases de repaso se vuelven algo más individualizado y esa es la forma mediante la cual de consiguen los mejores resultados.
