Era el verano del 92, de los juegos olímpicos de Barcelona. Vivía como músico y cantante haciendo conciertos , tambien para los juegos, y envuelto, como toda la sociedad, en una nube emocionante de ilusión compartida con todos, por el excepcional momento histórico.
Llevaba muchos años de mi vida actuando y formándome para tener un instrumento vocal en saludables condiciones y con capacidades versátiles para afrontar esa vida laboral intensa y emocionante. Me sentia suficientemente a gusto y seguro con el nivel adquirido. Habia valido la pena el esfuerzo económico, de tiempo, y vida. Era como haber pulido un preciado diamante y super agradecido a mi experiencia vital y a todos mis buenos maestros.
Ese verano lleno de emociones toque el cielo cuando me enamoré de una amiga y compañera que actuaba conmigo haciedo coros y bailando. Entre viajes y conciertos y alguna vacación tuvimos nuestro verano del 92 . Éxtasis sublime !
Ella tenia la oportunidad de cantar con mas protagonismo pero como se sentia insegura, me encantó ensenyarle a dar los primeros pasos . Así, amando a una mujer fantástica y transmitiendole mi preciado diamante fue mi primera y gratificante experiencia como profesor de canto. Me sentí tan a gusto, tan útil y contento al comprobar que le servian mis enseñanzas que ese fue el germen que me animó a dedicar parte de mi vida a ensenyar a quien pueda servirle, todo lo aprendido.
Empezé así y fue creciendo hasta hoy en dia. Puedo decir con orgullo que sigo feliz y contento, dando gracias a la vida y sintiendome útil con ello.
