Si bien es cierto que la planificación es importante en cualquier ámbito de la vida (en la empresa, en la esfera política, etc.), también lo es en el de la educación. El o la alumna confía con el/la profesor/a, y este no debe dejarlo/a a expensas de la improvisación. Con la educación, además, se intenta conseguir un objetivo, y un objetivo sin una planificación previa se convierte, simplemente, en un deseo. Muchas veces, cuando los objetivos no se consiguen, nos damos cuenta de que justamente, era la planificación la que había fallado. Nuestro deseo no se llegó a cumplir por diversas razones.
Por ello, en el ámbito de la educación, resulta esencial una entrevista previa con el alumnado, para conocer bien sus necesidades, deseos y objetivos. Él o ella es el centro, deben estar en el centro del aprendizaje: son los protagonistas. Nosotros les ayudamos, les guiamos. Y, ¿cómo lo conseguimos? Siendo personas que aprenden continuamente, que se actualizan, que desarrollan su creatividad, pero también siendo personas rigurosas y que dejan poco espacio al azar. Para ello, cabrá conocer la situación inicial de la que parte el o la alumna y a la que se espera llegar. El camino será arduo, pero mejor si conocemos por donde transitar y a qué velocidad (temporalización). No se pueden dar recetar prefabricadas, cada caso será diferente y se deberá individualizar.
De esta forma, los y las alumnas se sentirán mejor acompañados, ya que cuentan con alguien que les acompaña, pero que les acompaña habiéndose preparado el camino, a pesar de los imprevistos que puedan surgir.
