Como todos los años, ya cuando en muchos pueblos andaluces por estos días de finales de septiembre (sobre todo antes del Covid19) finalizan las ferias, sus verbenas y demás festividades veraniegas, ya empezamos a notar ese leve y muy sutil cambio en las horas de la noche y poco a poco los días parecieran perder la cordura en lo que a grados de temperatura y calor se refiere.
A ver, a ver...qué se acaban los días de verano...
Esas mañanas en las que el sol parecía estar bajo tus sabanas, esas tardes de ocaso y calorcito, donde tarde tarde te llega la noche con su abrazo, pero del que no contagia ninguna enfermedad, sino de más calor y ganas de beber algo fresquito y compartir con amigos, las risas relajadas que el momento propicia...
Esos días ya están mirando lánguidos hacia adelante...
Pronto ya no volveremos a ver por un rato la ropa cómoda, los pantalones cortos, las zapatillas, las chanclas, las playeras y los bañadores multicolores...
No podemos quedarnos sólo contemplando esa disimulada permanencia del verano con su ocres suaves y amarillos pálidos que quieren ya ser más intensos hasta explotar en naranjas y rojos. Las noches y madrugadas cortas, cielos de profundos prusias, salpicados de estrellas y una luna que sonríe, se esconde, desaparece y vuelve mostrarse.
Ya no estamos en la época de nuestros antepasados referentes del arte, como los impresionistas quienes gozaban del trabajo al aire libre, pero nunca dejará de ser un buen momento ese instante de contemplación de la naturaleza, sea la estación del año que sea.
Como todo, hay variedad y gustos, en especial a mí me agrada el verano, incluido su calor sofocante, adoro esos brillos de luz intensa, los tonos cálidos en superávit, ese apuntar velozmente en nuestros cuadernos de bocetos antes que se evaporen las tintas y se endurezcan las cerdas de los pinceles o antes de que ya la luz y las sombras no nos sean las que hace un rato nos convencían.
Y es que el año siempre es corto para quejarnos del tiempo, pero largo para esperar los buenos momentos y el dibujar y pintar no sabe realmente de estaciones.
Por ahora disfrutemos del verano largo, el veranillo, el verano loco, en fin... del regalo del día presente y así sea desde tu mesa de dibujo, tu ordenador, tu taller o si prefieres salir al aire libre, ¡pues, andando, a dibujar y pintar, que siempre hoy es un buen día para ello!
Victor J. Parra O.