Últimamente se ha oído hablar mucho del mindfulness, pero creo que pocos entienden los increíbles beneficios que esta práctica puede aportarnos para mejorar nuestras vidas, empezando por nuestros cerebros.
Se ha definido como la práctica de la atención plena, y se basa en la idea de que la mayoría funcionamos en piloto automático, o sea, que vamos por la vida arrastrados por los deberes cotidianos en los que estamos comprometidos.
Vivimos sin darnos cuenta de casi nada, empezando por el estrés crónico que esa incesante actividad nos genera y terminando por perdernos todo lo hermoso del viaje de la vida, ya que nuestras mentes, cerebros y emociones se hallan contaminadas del ruido tóxico de la vorágine de la supervivencia y de nuestros intentos de dar la talla.
Con el mindfulness empezamos a frenar ese ruido y tratamos de crear un espacio de silencio, tanto exterior como interior, para comenzar a desarrollar otra mente observadora, atenta, sin juicio ni exigencias, en presente, donde "paramos el mundo" y nos bajamos de él por unos minutos.
Nos salimos por un momento de las exigencias cotidianas, metas, cumplimientos, para respirar y relajarnos profundamente, soltando todo el estrés y ansiedad de la vida, para regalarnos unos momentos de profunda conexión con nosotros mismos, eligiendo crear un núcleo interior de paz y bienestar.
El asunto es que este ejercicio mental redunda en muchos beneficios, como la ciencia ha evidenciado en numerosos estudios:
- Se desactiva el eje del estrés crónico y se disipa la ansiedad, con lo que miedos y preocupaciones se van diluyendo y perdiendo fuerza en nosotros
- Dejamos de ser tan reactivos emocionalmente y nos vuelve más serenos y comprensivos, menos críticos, comenzando por nosotros mismos
- Se va desarrollando la atención con lo que conseguimos tener una vision periferica de 360ª a la hora de tomar decisiones.
- Ese mismo ejercicio de la atención, va creando un nuevo circuito neuronal en nuestros cerebros que conectan las partes más conscientes con las más inconscientes, hasta el punto de poder controlarlas
- Al practicarlo en la noche, antes de dormir, se mejora mucho el sueño, con lo que se vuelve más reparador y el cuerpo se recupera más, regenerándose mejor, y lo mismo ocurre con la memoria que se integra más profundamente
- Nos permite afrontar las crisis y la incertidumbre con mucha más calma y sin temor, con lo que tomas decisiones más adecuadas y eficaces
- Desarrollas una mirada compasiva hacia ti mismo y hacia la vida que te hace las cosas mucho más fáciles de asimilar, sin resistencias
- Crea una resiliencia mental y cerebral que te protege de las enfermedades propias del envejecimiento cerebral, como el Alzheimer.
- Por último, y muy importante, se activa el eje de relajación con lo que tu ADN se repara y rejuvenecen tus células, llegando a verificarse hasta una recuperación del deterioro por envejecimiento de hasta 10 años.
Y esto solo para los adultos, ya que para niños y, sobre todo, adolescentes, la práctica de la atención plena va a redundar en un desarrollo de la capacidad de concentración en los estudios muy alta, así como de autocontrol emocional, tranquilidad en los exámenes, etc.
Y todo esto está al alcance de tu mano, con una práctica diaria de solo 20 minutos... ¿te apuntas al movimiento BeMindful?
