Cómo afrontar tu primera clase grupal de inglés como profesor/a

"No quiero ser profesora de inglés. No quiero."

Nos remontamos al instituto. Hablo como toda una señora cuando solo tengo 22 años y acabo de terminar la carrera. Si alguien me conoció en mi época del instituto, por favor dejad que me presente de nuevo porque vaya desastre. Dos personas distintas. De no ser así tendría un problema.

Volvamos al tema:

Estoy terminando la ESO y tengo que elegir un bachillerato, basándome en la carrera o grado superior que quiera elegir después. No tengo ninguna vocación. Tengo compañeros que saben con claridad que quieren entrar en medicina para salvar gente, en biología para poder investigar o en historia para poder llegar a ser arqueólogo. Saben qué camino tienen que coger, yo no. Mi sabia madre me comenta, una vez ya elegido el bachillerato (que al final resultó ser peor, me convenía), "se te da bien el inglés, ¿por qué no haces algo relacionado con los idiomas?".

Tenemos a nuestra protagonista sufriendo en un bachillerato de ciencias planteándose una carrera de letras. ¿Cuál es el único motivo por el que no me convence elegir la filología inglesa? Exacto, no quiero ser profesora, y menos de inglés. ¿Por qué? Porque a mi pobre profesora de inglés nadie le hacía caso. Mantener bajo control a una clase de más de 30 adolescentes no es fácil, pero si además esta asignatura se considera menos importante que las demás, el panorama empeora por momentos. Los niños están la mayoría en clases particulares de inglés o prefieren aprenderlo por su cuenta por otros medios, no quieren hacer los deberes del workbook y pasan un montón de horas en el instituto, llega un momento que es imposible conseguir que te presten atención o se concentren.

Pero al final entro en la carrera de filología con la intención de hacer un master en traducción y todo solucionado. No, no me daba la nota para entrar en traducción desde el primer momento. "Hay más salidas a parte de la enseñanza, let's do this". Pero claro, llega un momento en el que una necesita empezar a pagarse las cosas por una misma (vease la cena de la gracuación o una entrada para un festival. "Si quieres ir te lo pagas tú"). Así que cedes ante la salida más fácil, poner un anuncio para dar clases particulares de inglés. Vas a ser profe.

Pero cuál es mi sorpresa cuando empiezas a dar clase y te gusta. Te alegras de que tu alumno en cuestión consiga hacerte bien los ejercicios de gramática que no era capaz de entender y se va desenvolviendo poco a poco con el inglés. ¡Y cómo te alegras cuando finalmente consiguen aprobar la asigantura! "Si es que se te da muy bien explicar" me decían mis amigas y "qué rápido se me pasan las clases" me dicen mis alumnos. La enseñanza, al final, llena. Y también te frustras cuando no consiguen sus objetivos y te planteas si la culpa es tuya. Aún así, vale la pena. Te sientes útil, y eso es importante. Asi que sí, quiero ser profesora de inglés, o de español para extranjeros, o de alemán o cualquier otro idioma que consiga dominar, pero quiero ser profesora.

De momento el máximo de alumnos a los que me he enfrentado han sido dos, y ya habían salido de la pubertad. ¿Cómo reaccionaré el día que tenga que enfrentarme a una clase entera? Pues con actitud, confianza en mí misma, y ganandome la confianza de ellos. Ojo, no creo que vaya a ser fácil, pero de todo sale algo bueno. Y como dicen, de todo se aprende. Y me equivocaré, pero lo importante es seguir aprendiendo.

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