Si hay algo que hemos aprendido tras el confinamiento es que las cosas no serán nunca igual que antes. Por lo menos durante un tiempo. Yo daba clases particulares de manera presencial al 90% de mis alumnos y tras el encierro se cernió un panorama de incertidumbre.
Por alguna razón los padres de los alumnos presenciales se muestran muy reacios a pasar a clases online, no creen que pueda dar los mismos resultados y me costó convencerlos de que, por lo menos, es mejor que nada.
Para tomar la decisión de pasarse a dar clases online es necesario analizar la situación de una manera objetiva. Analizar cuales son las ventajas y ver como afrontar y salvar los inconvenientes que pueden surgir.
La mayor ventaja de todas es la comodidad de dar la clase sin moverte de tu casa, encender el ordenador o la Tablet en lugar de arrancar el coche para llevar a tu hijo a su clase es motivo suficiente, si lo piensas, para probar a ver que tal. Pero yo como profesor que imparte ambas modalidades veo otras ventajas;
- Puedo utilizar recursos que pueden ser de utilidad a lo largo de una clase en la que surgen imprevistos, por ejemplo, puedo descargar material por internet, ejercicios, apuntes, resúmenes…y compartirlos con el alumno al instante.
- Puedo utilizar programas informáticos que ayudan al alumno a visualizar y entender mejor un problema matemático, por ejemplo, comparto la pantalla de Geogebra para que vea la gráfica de una función de manera más clara y rápida que dibujada en un papel.
- Puedo corregir los ejercicios de los alumnos directamente sobre lo que han escrito en la pizarra virtual por lo que identifican de una manera más clara donde se han equivocado.
- Y en estos momentos, la comodidad de dar la clase sin pensar en mantener la distancia o no tener que explicar tras una mascarilla no es menos importante.
Como desventajas, los padres de mis alumnos antes de dar el paso a clases online me transmiten su temor a;
- Una falta de comunicación fluida entre alumno y profesor
- Que yo no pueda ver de una manera directa lo que está haciendo su hij@ en su cuaderno en todo momento.
- Que puedan tener una falta de concentración al no estar yo presente con ellos.
Pero como dije anteriormente toda desventaja se puede salvar y las ventajas superan a los inconvenientes de manera notable.
La metodología que yo utilizo para mis clases es la siguiente:
Para la comunicación entre alumno y profesor utilizo un programa de videollamada tipo Skype, Zoom, Hangouts o similar. Yo utilizo un ordenador y el alumno suele utilizar ordenador, Tablet o móvil indistintamente.
Luego pongo a disposición del alumno una pizarra virtual donde pueda visualizar mis explicaciones y donde cuelgo documentos o fotos que me va enviando vía WhatsApp de los ejercicios que está haciendo para poder corregirlos mientras le voy explicando los posibles errores. Para esto el alumno debería utilizar un ordenador o Tablet, desaconsejando el móvil por las reducidas dimensiones más que nada.
Para escribir en la pizarra virtual utilizo una tableta gráfica con un pen electrónico ya que me permite escribir al igual que haría en un papel. Nunca utilizo el ratón para escribir por lo incómodo que resulta y la mala calidad de escritura que proporciona.
Plataformas como Classgap unifican todos estos recursos y ayudan desde un único lugar a poder dar la clase online con total comodidad.
He de decir que una vez terminado el confinamiento el 100% de los alumnos que antes eran presenciales han querido seguir de manera online aun pudiendo retomar la enseñanza presencial. Por algo será.