Artículo de CONFIANZA. CON+FIANZA. CON (unir, común) + FI (fe) + ANZA (cualidad)

Este artículo está dedicado a generar un pequeño lazo de confianza entre el lector y el escritor. Entre el emisor y el receptor, entre un chico de 23 años que desea extraer (arrastrar algo interior hacia fuera) las capacidades de otra persona exponiéndose (colocando conocimientos a la vista), pretendiendo que los conocimientos los deposite el receptor en su memoria más a largo plazo.

El ejercicio de la enseñanza es pues apasionante. Es todo un entrenamiento del cual se necesita voluntad y ejercicio. Porque un buen discurso pedagógico no puede discurrir bien sin entrenamiento. De la misma forma que no se consiguen las metas sin caminos realizados.

Por ello, la enseñanza necesita de la vocación de la misma forma que de la disciplina y del entrenamiento.

Si tuviese que elegir un componente esencial creo que sabría seleccionar uno sin pensarlo mucho. Porque siempre, en mis años de alumno y estudiante en la educacion básica, secundaria y opcional (libre), sentía que faltaba algo. Y ese algo o pieza faltante, necesaria, que realmente completa el puzle, es la chispa. Ese elemento que genera interés. Un interés creciente y exponencial, que logra superar incluso unos límites, unas expectativas que no tenías sobre el alumno. Es un componente de naturaleza emocional, que despierta el interés real del alumno, moviéndole a hacer lo inesperado. Es el factor sorpresa.

Se trata de la confianza, la confianza pedagógica, claro está, no la difuminamos ni confundamos con la confianza entre un padre y su hijo, o entre un amigo y otro. Se trata, pues, de la fe en la potencialidad y en las capacidades, en la calidad de cada persona. En una cualidad oculta, no mostrada aún por el alumno, pero que está emergiendo. Esa fe que no es religiosa ni lo pretende, sino generosa por empatía humana y muy humana, es el factor exponencial del que hablábamos.

Y con este ambiente o áurea quiero despedir el blog, con optimismo pero sin idealismo. Porque nada es perfecto ni el perfeccionismo existe P or eso, para lograr las metas es más realista y optimista utilizar la palabra optimalismo en lugar de perfeccionismo.

¿Es usted perfeccionista? No, yo soy optimalista.

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