La educación sexual debe fomentar entre los/as estudiantes un mayor respeto sobre sí mismos/as y con los demás. Negar la educación sexual es antinatural porque es negar que somos seres sexuados en quienes el sexo es un valor del que debemos aprender a vivir con él, a sentirlo y a expresarlo desde nuestra identidad sexual.
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Entonces, no se puede negar que los niños se relaciones con conceptos como: “Coito-Masturbación- Enfermedades de transmisión genital- Preservativos-Pornografía…” Hay que eliminar el “miedo” en la impartición de educación sexual. Se trata de hacer hincapié en la “naturalidad” de no tener miedo a pronunciar ciertas palabras, de explicar ciertas cosas ya que son más peligrosas las consecuencias de la ignorancia, etc.
No es “estrafalario” la reivindicación de “educación sexual” en las aulas: hay muchos países que cuentan con una asignatura versada sobre esta materia. Países cuyas sociedades-dirigentes son conscientes de la importancia de la “educación sexual” como piedra angular del cambio real hacia una sociedad libre e igualitaria, no machista.
La educación sexual ayuda a los individuos formados bajo esta materia a mejorar sus relaciones afectivas-emocionales entre ellos; se amplían los conocimientos y comprensión sobre el respeto a la igualdad de género, la diversidad y los derechos humanos.
Así que reafirmo mi tesis de que la “educación sexual” debe incluirse en los currículums oficiales para no generar desigualdades sociales y estar en consonancia con la realidad social existente: una sociedad diversa sexualmente. Es más, organismos como “UNESCO” y “OMS” la recomiendan y promocionan como una asignatura obligatoria para evitar el fenómeno de “Manadas” o “agresiones sexuales”. La educación sexual hay que tratarla como un derecho y necesitamos medidas transversales-sexuales integrales.
Pero hay que saber cómo enfocar esta asignatura de “educación sexual” lejana a la simple enseñanza de “trabajar el sexo que se practica” para centrarla en su verdadero campo de enseñanza: la educación de los sexos.
No menos importante es el calibre y regulación adecuada de la enseñanza de educación sexual en ajuste a cada etapa escolar. Los sexólogos recomiendan el siguiente programa de estudios de educación sexual por niveles y edades de los/as alumnos/as:
- 3 AÑOS A 5 AÑOS: El objeto de estudio será la afectividad y el aprendizaje temprano de detección de “abusos sexuales”.
- 6 AÑOS A 11 AÑOS: El objeto de estudio será el desarrollo de una comunicación abierta con los padres en materia sexual, aprendizaje del respeto a la diferencia- diversidad sexual y cuidado de la relación higiene corporal-mental.
- ADOLESCENCIA (DESDE LOS 12 AÑOS): El objeto de estudio será el estudio de los cambios corporales, la expresión de señales de atracción y cómo interpretarlas.
Este programa de estudios trata de acabar con la ignorancia en materia sexual a la que se enfrentan muchos adolescentes con consecuencias indeseadas. Pues negar la educación sexual es abocar a muchos jóvenes a buscar información incorrectamente en internet con los errores de elección-selección de información por la falta de ayuda u orientación de un criterio experto, cayendo en tópicos falsos o estereotipos.
En resumen, sí a la educación sexual en pos de la libertad e igualdad social real.
