El método
Prácticamente, la totalidad de las metodologías de estudio se enfocan en dos partes claramente diferenciadas, aunque relacionadas dependientemente. Cada una de estas partes no podría cumplir su propósito sin la intervención de la otra.
Me refiero a la teoría y a los ejercicios.
Teoría
“Conjunto de reglas, principios y conocimientos acerca de una ciencia, una doctrina o una actividad, prescindiendo de sus posibles aplicaciones prácticas”.
No resulta difícil comprender esta definición. Tenemos un contenido organizado, estructurado, coherente y supuestamente aplicable.
Ejercicios
“Trabajo práctico que en el aprendizaje de ciertas disciplinas sirve de complemento y comprobación de la enseñanza teórica”.
Tampoco hay inconveniente alguno sobre este significado. Desarrollamos prácticas que demuestran y afianzan conceptos y fundamentos.
De acuerdo, pero, ¿por dónde empezar?
Es habitual suponer que el mejor punto de partida en un aprendizaje sea comenzar por la teoría (fundamentos) de la materia de estudio y luego complementarla (afianzarla o demostrarla) con ejercicios prácticos. Sin embargo, no todas las materias dependen de este método.
Tal es el caso del aprendizaje de un idioma nativo. Cuando éramos niños pequeños, escuchábamos y hablábamos continuamente sobre todo lo que nos rodeaba, y no teníamos ni idea de las reglas de construcción de oraciones (sujetos, verbos y predicados).
Un tiempo más adelante, se nos ilustró sobre gramática, sintaxis y vocabulario, y fue entonces cuando comenzamos a descubrir la composición sobre aquello en lo que nos estábamos ejercitando durante tanto tiempo.
Esto me confunde
Hay personas cuya facilidad de razonamiento y concentración les permite enfrentarse a teorías y conceptos, para, posteriormente, complementarlos con ejercicios prácticos de aplicación.
Pero también, hay otras personas que encuentran más provechoso comenzar a ejercitarse con determinadas prácticas, para, finalmente, entender sus reglas y fundamentos que las sustentan.
A pesar de esto, la dificultad de una determinada materia de estudio podría requerirnos cambiar el método de aprendizaje al que estemos acostumbrados, con el fin de facilitarnos comprender tanto su teoría como su aplicación.
Resumiendo
El instructor debe procurar satisfacer la necesidad de aprendizaje de su alumno, según la capacidad de concentración de este último. Esto implica: aplicar el método que mejor se adapte al modo de comprensión.
El alumno debe sentirse libre para solicitar al instructor el método de enseñanza que mejor pueda comprender, sin despreciar el uso de otro método, ya que podría serle de mucha utilidad, si lo intenta.
Tanto a uno como a otro, la flexibilidad en este ámbito resultará en un beneficio personal muy valioso.
