Selectividad en tiempos de coronavirus: Una mirada desde la óptica de la enseñanza de la historia

Transitamos abril y en la imaginación colectiva de este rinconcito del mundo, es tiempo de primavera. Los aromas de las flores y el solcito asoman tímidos, aunque también es tiempo de «lluvias mil». Esto último de manera no tan ortodoxa últimamente gracias al dichoso cambio climático. Pero eso es harina de otro costal ahora.

Sin embargo, para un pequeño «corte de la población», que el año pasado sumó unas cuantas decenas de miles de personas, el tiempo en abril y hasta bien entrado mayo tradicionalmente, y hace más de diez años se detiene. «El mundo» se reduce a una sola cosa: las PAU.

La conversación coloquial suele versar así:

- «Estoy en segundo de Bachillerato»

- « Ufff...pfff...¡Las PAU!

Y para estas criaturitas que vienen escuchando estas siglas decenas de veces por día durante al menos el último año y medio, pareciera que la vida quedase suspendida en ese instante, hasta que transcurriese la selectividad para cobrar sentido nuevamente.

Se los aseguro. He estado en esa situación como mamá y el instinto solo te empuja a compadecer a tu retoño cada día y acurrucarlo cada noche con un par de besos hasta que se relaje y pueda descansar.

También he estado en este otro lado que es el de intentar dar una mano a los chavales en sus preparativos para el examen de historia de España. Y ahí es donde te debates entre tus ganas de que los alumnos aprendan historia, la entiendan, se entusiasmen, asimilen el sentido de conocerla...o aprueben el examen con una nota medianamente digna que les permita encaminar el rumbo de sus estudios universitarios hacia lo más cercano a sus deseos. Confieso que la lucha es ardua y la contradicción interna grande, y que el trabajo debiera haber sido previo. Pero que en los tiempos que corren, con los chicos frente a un par de desordenadas clases on line de temas totalmente nuevos para ellos, con la incertidumbre de no saber si van a volver a las aulas o no, y sin tiempo para adquirir herramientas que no saben utilizar; la balanza se inclina hacia la segunda opción. Sobre todo para ofrecerles una alternativa más realista, más inmediata y asible y con la sospecha de que así, tal vez, entre el montón logremos también nuestro primer objetivo.

Desde esta perspectiva entonces van mis humildes consejos para estudiantes de segundo de bachiller que van a examinarse en historia en las próximas pruebas de selectividad :

1. Las coordenadas de tiempo y espacio son el pie fundamental para estar bien situados. ( Tener claro de dónde y de cuándo estamos hablando).

2. Leer con calma los textos que toque analizar, teniendo en cuenta preguntas sencillas para ubicar respuestas: dónde, cuándo, quién, qué, para qué.

3. Leer separadamente las consignas poniendo especial atención al verbo, que es el que nos da la indicación de lo que se nos pide hacer.

4. Intentar responder de modo sencillo para que la exposición sea lo más clara posible.

5. Intentar utilizar palabras técnicas en las respuestas pero en donde y como corresponde.

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