Ante el reto tan importante, complicado y, en muchas ocasiones, inalcanzable, de conseguir una plaza definitiva en la docencia pública, preparando unas oposiciones. La principal estrategia es nutrirse de constancia y diseñar una estricta organización que guie el aprendizaje e interiorización de conocimientos.
Impregnarse de conceptos, estrategias y metodologías acordes con la legislación educativa vigente, será la base para construir una estructura densa que afronte, por cualquier flanco, las oleadas que provoca un proceso como es el concurso-oposición de acceso a los Cuerpos docentes.
Tomando como punto de partida la legislación vigente, se irá personalizando el temario, de cara a conseguir una personalización de los mismos. La mezcla de autores de diferentes tiempos y corrientes continuarán configurando cada uno de los temas. Por último, la relación de los conceptos principales con los elementos curriculares recogidos en cada una de las concreciones que Administraciones Locales realizan de los Reales Decretos de Enseñanzas mínimas, constituirá la adaptación a la actualidad educativa definitiva.
Una conclusión personal y única puede identificar, a la perfección, al opositor con el tema que le toque defender.
Sin duda alguna, es imprescindible el estudio, la memorización, la repetición de conceptos, unidos a la experimentación e investigación en cuanto a recursos, materiales, corrientes educativas y propuestas pedagógicas que tiñan el estudio y el trabajo en cada una de las diferentes convocatorias a las que se presente el opositor.
Tras la concreción de la parte teórica, conviene plasmarla y relacionarla con aquellas situaciones prácticas en las que se pueda poner de manifiesto. En la práctica docente se integrarán los conceptos teóricos que podrán ser expuestos, a su vez, en supuestos o situaciones prácticas propuestas por el Tribunal.
Se insiste, de nuevo, en que la teoría servirá de base tanto para el temario como para los Casos o supuestos Prácticos. No será aceptable la separación entre ambos bloques. Es importante no perder de vista esta idea como referente.
El último eslabón del proceso lo constituirá la elaboración de la Programación Didáctica y de las Unidades Didácticas que la conforman. La originalidad en cada uno de sus apartados será clave para poder conseguir sorprender en su defensa. No obstante, ¡¡¡Atención!!! Dicha originalidad nunca puede desplazar los fundamentos y bases teóricas en las que se ha basado la preparación previa.
El éxito consistirá, básicamente, en saber entrelazar ambos extremos, para conseguir un resultado realmente adecuado a las exigencias de los criterios de evaluación diseñados.
Por lo tanto, aquellas propuestas que no integren esos elementos con la mayor perfección, así como aquellas que disten demasiado de ellos, no podrán superar los baremos establecidos.
La Programación didáctica debe ser abordada en la segunda parte de la preparación del proceso. Conviene memorizar e interiorizar temas, adaptación a la práctica docente, de manera previa al diseño de la misma.
Elementos concretos, como aquellos relativos a la Evaluación, tanto del alumno, como del Proceso de Enseñanza-aprendizaje o de la propia Práctica docente, o aquellos instrumentos, procedimientos, criterios de calificación que intervienen en los mismos.
La confluencia de estos aspectos deben desembocar, sin duda alguna, en una adecuada preparación y consecuente éxito en la defensa.
¡Ánimo y adelante a tod@s!