Actitudes que se consideran claves para dedicarse a la enseñanza

Los docentes son figuras muy importantes en nuestras vidas, no solo nos transmiten conocimientos gracias a su formación, sino que nos acompañan en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, que por supuesto va más allá de ese contenido que se adquiere en las clases y que permite aprobar las asignaturas y pasar al siguiente curso.

En la docencia, por tanto, existen una serie de variables que debemos de tener en cuenta en el proceso de enseñanza, como son: las características que presenta el alumnado, los contenidos que se deben transmitir, y en qué contexto y de qué manera se transmiten. Esto es algo que el docente debe tener presente siempre para realizar su trabajo de manera adecuada y para involucrarse en el proceso.

Un docente debe ser un ejemplo para sus alumnos, ya que indirectamente en la transmisión de conocimientos también se transmiten una serie de valores que influirán de alguna manera en su desarrollo como personas y en su vida profesional, por ello, es importante la forma en la que se transmiten.

Un buen docente tiene un concepto positivo de sí mismo y de su trabajo, es decir, cree en sí mismo como persona y en lo que hace, y además está seguro de que con su trabajo está fortaleciendo el desarrollo intelectual, afectivo, social y moral de sus alumnos. Hace unos años, quizá se le daba más importancia a la transmisión del contenido por parte del profesor a los alumnos, sin ir más allá en su formación, ahora, en cambio, en la docencia, se toma en consideración también la parte educativa, porque los alumnos son personas y quieren que los escuchen, que se les tenga en cuenta y que se les guíe en el proceso educativo y en su futuro.

Por esta razón, quizá antes, podemos decir que cualquier persona con una buena formación en su especialidad podía dedicarse a la docencia y cumplir con su trabajo de forma adecuada, transmitiéndoles a sus alumnos el contenido necesario para que pasaran la asignatura sin ningún problema. En nuestros días y a mi modo de ver la docencia, considero que es esencial tener una vocación, porque un buen docente en mi opinión no es una persona que se define por lo que explica, sino por lo que deja en los alumnos, por el sentido que le da a su trabajo. Un buen docente no solo se tiene que centrar en explicar contenidos de su especialidad, sino que tiene que buscar el bien del alumno, preocuparse por él y hacer de guía en su proceso de aprendizaje.

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Para ello, se debe de considerar a sí mismo como un verdadero profesional de la educación, y, por tanto, siempre tendrá claros sus intereses profesionales y se involucrará más, sin embargo, hay quienes son docentes porque no sabían a qué dedicarse en el momento de elegir acerca de su futuro, quienes escogieron la carrera porque les permite tener algo seguro o bien, quienes ven su trabajo como una obligación. Desde mi punto de vista, se percibe fácilmente cuando un docente no tiene vocación, porque se limita a explicar contenido y no se involucra demasiado con sus alumnos. No pone el foco en las necesidades de los mismos, en sus problemas, ni trata de buscar soluciones, además no se muestra cercano con ellos, lo cual puede conllevar a una desmotivación por parte de los alumnos.

Para mí, es importante relacionar la vocación del docente con que este manifieste sus emociones. El docente para llegar a sus alumnos debe mostrarse cercano, y sobre todo proyectar empatía, pues está demostrado que es fundamental para un mejor desarrollo de las clases. Entendemos por empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro, para poder percibir lo que siente en cada momento, esto es algo que deberíamos de desarrollar todas las personas, puesto que nos permitiría evitar muchos conflictos o problemas que pueden surgir en cualquier aspecto de nuestras vidas, pero aún más aquellas que influyen tanto en la vida de otras como es el caso de los docentes.

Un docente que sabe cómo ponerse en el lugar de sus alumnos, se vuelve más cercano para ellos, y puede entenderles, saber lo que necesitan, ayudarles y, sobre todo, crear un ambiente en la clase, en el que ellos se sientan cómodos porque saben que se les va a tener en cuenta en todo momento y que no son un número más al que tienen que evaluar en términos de conocimientos. Además, esto va a favorecer la participación de los alumnos en clase y la interacción entre el docente y los mismos. El hecho de conocer a los alumnos nos da la capacidad de generar en ellos una serie de sentimientos positivos como la motivación por la asignatura y la ilusión por aprender, además de conseguir evitar que se sientan frustrados cuando algo no les sale bien. El docente en este caso se vuelve un apoyo importante para ellos y les brinda su ayuda y entendimiento, además conociendo más a los alumnos, es más fácil para el docente potenciar los puntos fuertes de cada uno, y saber orientarles cuando sea necesario.

La empatía en el docente es una cualidad que no solo va a beneficiar a los alumnos sino al propio docente, ya que va a mejorar su actitud en el trabajo, teniendo más ilusión y viendo que su ayuda da resultados positivos, por lo que tiene que resultar muy gratificante. Considero que uno de los sueños de todo aquel docente que tiene vocación es el de transmitir algo positivo en sus alumnos, que cuando acaben su etapa educativa le recuerden con ilusión por cómo ha sido con ellos, por haberlos ayudado o guiado y por tratar de entenderles y motivarles y esto, por supuesto va más allá de las calificaciones obtenidas, hablamos de emociones. Todos en algún momento de nuestra educación hemos tenido algún docente de este tipo que nos marcó en cierto momento de nuestras vidas y que aún recordamos con ilusión, bien porque despertó algo en nosotros, nos animó o bien porque nos ayudó cuando lo necesitábamos.

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Por otro lado, creo que otra actitud docente que considero sumamente importante y que va bastante en relación con los puntos anteriores es la creatividad. Para esto último, la vocación es fundamental porque cuando a una persona le apasiona su trabajo, es capaz de reinventarse las veces necesarias, de seguir aprendiendo métodos de enseñanza originales para utilizar con sus alumnos en el aula, que les puedan servir y sobre todo interesar, puesto que piensa en ellos y en que tiene que despertar su interés de alguna forma. Además, hay que estar preparado para las circunstancias que puedan surgir, ya que a veces el docente se ve en la obligación de utilizar la tecnología para impartir clases online, como ocurrió en el confinamiento y ese profesor tiene que plantear la docencia de otro modo, por lo que ha de estar dispuesto y preparado para el cambio.

Un buen docente ha de ser capaz de transformar sus clases, haciéndolas más interactivas y atractivas para sus alumnos, y esto es algo que resulta sumamente difícil en ocasiones, pero que, a través de contenido más visual, más interacción, trabajos en grupo y demás métodos, se puede lograr. Los profesores a veces se centran demasiado en lo que van a explicar y no tanto en por qué lo deben aprender los alumnos y de qué forma lo pueden entender mejor y es por esto que el hecho de conocer bien a los alumnos, al mostrarse cercano con ellos y ser empático, va a facilitar que como docentes se pueda adoptar una actitud más creativa que tenga como fin motivarles, para que exista una mejor convivencia en el aula y que se gestionen las clases, teniendo presentes las características del alumnado y considerando la diversidad de los mismos.

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Los buenos docentes logran mediante esa creatividad mucha participación por parte de sus alumnos debido a que favorece la motivación de los mismos. La participación más importante por su parte es hacerles reflexionar sobre un tema, y es importante tener en cuenta que es diferente el silencio que se produce tras una actividad mental cuando se les plantea una pregunta de reflexionar con el silencio que puede venir dado por el aburrimiento. Para conseguir esta actividad y, por tanto, su resultado, el buen docente hace buenas peguntas, que les interesen y les hagan pensar para que desarrollen respuestas con sentido y no preguntas que se puedan contestar de forma simple. Con esto lo que se consigue luego es que se puedan ir compartiendo con el resto de los alumnos, formando debates, un intercambio de ideas, etc.

Este tipo de actividades suelen ser muy enriquecedoras para ellos porque además de ser interactivas, comparten diferentes opiniones y formas de pensar y aprenden a trabajar juntos. Un docente creativo que busca la atención de sus alumnos, también les pide que den ejemplos concretos de lo que dicen y siempre favorece el aprendizaje y trabajo en equipo. No pretende que compitan entre ellos ni hace distinciones en la clase, puesto que es justo, trata a todos por igual, les impulsa a trabajar en grupos en los que no hay mejores ni peores, les ayuda a crecer como personas basándose en una serie de valores y emociones. Porque al final es a través de las emociones como mejor se aprende, y está comprobado que lo que aprendemos de esa forma, nunca se nos olvida, aunque pase mucho tiempo. En conclusión, los buenos docentes saben que los principales protagonistas en el proceso de aprendizaje son los alumnos y por ello ponen el foco en ellos, para lograr así el éxito en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

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