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La pintura como proceso espiritual: Li Shutong y sus obras de temática budista

Li Shutong es una de las personalidades artísticas más polifacéticas e influyentes de la China moderna. Nacido en Tianjin en 1880, en el seno de una familia acomodada, pronto destacaría por su versatilidad creadora, llegando con el tiempo a ser reconocido como compositor musical, letrista, autor de teatro, poeta, pintor y docente.

Durante su estancia en Shangai estudió caligrafía, una de las competencias adquiridas cuya práctica mantendría hasta su muerte, a la edad de 63 años.

Estudiando en la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio, se dejó sorprender por el impresionismo europeo, tan de moda entre algunos de los artistas japoneses de la época, llegando a interesarse en el conocimiento de las técnicas y la historia de la pintura y de la música occidentales.

De vuelta en China, destacó como docente en Shangai, Hangzhou y Nankin, hasta que abrumado por su fama y quizá por el devenir de los acontecimientos políticos, decidió retirarse a un monasterio budista.

Después de convertirse en monje, conocido desde entonces como “Maestro Hong-Yi”, Li Shutong desarrollaría un estilo caligráfico simple y personal, que con el tiempo resultaría no solo perfectamente reconocible sino también muy apreciado.

A lo largo de su vida y, a pesar de su interés por el arte occidental, supo mantener siempre intacto el espíritu de la pintura tradicional china, sus técnicas y motivos. Así lo demuestran las obras que forman parte de la colección José María Prieto.

Se trata de pinturas de temática budista en las que el Maestro Hong-Yi representa Bodhisattvas y Lohans utilizando como único color un rojo vivo.

Prescindiendo de gradaciones tonales, sombras, fondos, perspectivas y artificios de cualquier otra índole, dota a sus obras de un simbolismo que trasciende la intención de una mirada meramente estética.

Detrás de una técnica esquemática y simplista se nos revela el control y la maestría de una pincelada precisa, aparentemente desafectada, que no solo hace partícipe al espectador del estado de armonía y serenidad en que fueron ejecutadas por su autor, sino que son capaces de despertar en quien las contempla una mirada introspectiva plena de espiritualidad.

Quizá más allá de cualquier otra consideración, el verdadero interés del legado de las obras del Maestro Hong-Yi incluidas en la colección José María Prieto, resida en su capacidad para hacernos reflexionar sobre el verdadero sentido del ser humano en relación con la pintura.

Guillermo de Vicente

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