Sólo sé que no sé nada, o las crisis en el proceso de aprendizaje

Siempre hay un momento de crisis previa a la adquisición de un conocimiento nuevo. Tenemos una sensación de agobio, de no saber nada, de cuestionarnos todo lo anterior… Esto es NORMAL y forma parte del proceso de aprendizaje.
El desarrollo de las destrezas técnicas es idéntico al trabajo de un artesano, ha de ser realizado en un espacio apropiado y unas condiciones adecuadas que favorezcan la concentración y el aislamiento. Un violinista haciendo escalas o repitiendo una nota para aprender la afinación es como un carpintero dando martillazos: no es agradable de escuchar, pero es necesario para que haga una bonita pieza . Cuanto antes asumamos esta realidad y aceptemos que nuestro aprendizaje como músicos lleva implícito un trabajo repetitivo y poco agradable de escuchar, antes seremos conscientes de la importancia de encontrar el ambiente adecuado que nos permita realizar estas repeticiones y tareas técnicas sin la sensación de ser escuchados, sin juzgarnos por nuestros errores, sin intentar taparlos, y dejaremos de sufrir por ellos.
Para practicar de forma efectiva y sin complejos, es vital que diferenciemos cuándo estamos tocando algo terminado y cuándo estamos estudiando y trabajando en el proceso de construcción de una nueva pieza, y no pretendamos, de forma poco realista, ser agradables a los oídos en todo momento. Es más eficiente si, en lugar de eso, buscamos el lugar apropiado para que podamos trabajar con nuestras herramientas técnicas, nuestros “martillos” y “taladros”, sin molestar, por ejemplo en un aula o cabina de nuestro centro de estudios.
Hagamos que sea nuestra mente científica la que explore, en un “laboratorio”, nuestros recursos, ampliándolos y mejorando por ensayo y error, siendo objetivos, buscando soluciones cuando algo no sale como queremos, aceptando que las cosas , aunque nos gustaría (porque, claro, eso sería más fácil, más cómodo, nos ahorraría mucho esfuerzo y tiempo), no salen a la primera, a veces no salen hasta la repetición número 100… y eso no significa nada que se pueda decir con palabras como “soy malo, no valgo”, etc, palabras poco prácticas y que impiden que lleguemos a nuestros objetivos.
Nos exigimos que el resultado llegue lo antes posible, pero lo verdaderamente importante es el proceso. Es con los errores, si los observamos y extraemos toda la información posible de ellos, con los que avanzamos en nuestro aprendizaje, con el violín y con la vida.
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