Confieso haber sido una alumna problema, fui y exploté el cliché de la niña sabelotodo dispuesta a corregir a su profesor.
Recuerdo pasar mis días como estudiante leyendo o dibujando a escondidas; otros tanto fuera del aula de clase debido a mi excesiva buena conducta. La razón para esto es sencilla: me aburría. El reto educativo comenzó al conocer la música, otro acercamiento cognitivo. En su aprendizaje se exige una disciplina nueva, concentración y algo más terrible: disciplina de auto-conocimiento. Memorizar notas, melodías, textos, etc. es insuficiente para ser un músico; la madurez y el carácter son esenciales.
Previo a descubrir la música, incursioné como profesora de mis compañeros. Desde los catorce años ayudaba con refuerzo escolar a mis compañeros con dificultades de estudio. Muchos de ellos se volverían artistas, diseñadores y personas extremadamente creativas.
Diez y seis años después evoco estas clases experimentales dónde colegas confiaban en mi ayuda. La estrategia inconsciente era simplificar el contenido e intuitivamente reforzar su confianza en lugar de recurrir a métodos agresivos de enseñanza o memorizar obligatoria e innecesariamente. Es sencillo, aprendí con iguales y nunca desvié el objetivo con sentimientos de superioridad. He aquí una enseñanza muy valiosa sobre el respeto y la circularidad del proceso educativo. La concepción jerarquizada: profesor-alumnos es funcional, pero es torpe. En un ambiente de confianza y respeto se es consciente de la limitación natural del conocimiento y que uno aprende por medio de proyecciones y reflejos.
Al elegir una carrera demandante como lo es la música me vi en el campo de la pedagogía por accidentes. Existen músicos con una vocación temprana por la enseñanza, con una disciplina tremenda y conocimientos desbordantes. Yo admito ser una profesora por accidente, o mejor dicho por un camino orgánico.
Gracias a ello puedo hablar desde la voz del estudiante y la propia, poseer la empatía de estar aprendiendo y reconocer que en este ciclo de enseñanza se nos presentas multitud de oportunidades para descubrirnos a nosotros mismos.