Muchos sinónimos para referirse a aquellas personas que dedican su vida a enseñar, educar y guiar a las generaciones de jóvenes nacientes, al futuro de nuestro país y del mundo.
Maestro no solo es aquel que brinda una clase de Matemáticas, Inglés, Sociales o Lengua Castellana, maestro es aquel que orienta en la búsqueda de nuestra verdadera vocación y nos ayuda a explotar nuestras más internas cualidades.
Es ese hombre o mujer, que actúa de nuestro segundo padre o madre, enseña cómo afrontar la vida y lo importante de la disciplina, el respeto, la responsabilidad, la amabilidad y la tolerancia. Aquel o aquella que nos incita a ser mejores que nuestros antecesores, a pensar en grande para impulsar al mundo al crecimiento y mejoramiento; nos muestran espejos en la historia del mundo y aclara las consecuencias de actuar bien y mal, además de enseñarnos a comprender como funcionan la mayoría de lo que nos rodea.
Un maestro es aquel escultor que se encarga de moldear una roca primitiva sin forma y sin armonía para se convierta en una espléndida obra de arte que un día todos admirarán.
Esos grandes héroes y heroínas que sacrifican el tiempo en familia y hasta su propia salud por cumplir con su labor, la cual es preparar una clase a la altura de formar hombres y mujeres íntegros para la sociedad, dichos sacrificios que son mal remunerados y desagradecidos por las mismas personas a quienes fue dedicado todo ese tiempo.
Un gran maestro ama su trabajo, le apasiona lo que hace y sin importar lo que digan los demás, lucha por dar a la juventud lo que les falte, ya sea conocimiento o valores morales sin importar si le darán las gracias algún día o no, sin pensar en los problemas que deba acarrear con todos aquellos que están en contra de la excelencia y a favor de la mediocridad, porque cada estudiante que pase por sus manos los forma como su propio hijo.
