El teletrabajo, la educación en línea, nuestros niños y alumnos revoloteando por casa entre “tele” aprender e intentar adaptarse. Todo ello ha traído consigo una serie de desafíos a la hora de organizar nuestros horarios a esta no tan novedosa vida virtual. Si bien estamos ante la inevitable gran revolución de la educación, no es novedad el gran desafío para lograr que la educación online sea de calidad.
Bien o mal, los jóvenes tienen una mejor capacidad de adaptación ante los medios digitales y el poderoso internet. Sin embargo, esto no quiere decir que toda esa información que absorben en línea les ayude a obtener las competencias adecuadas de acuerdo al sistema educativo general. Sin una supervisión apropiada que monitoree la información que recibe el alumno, es muy fácil caer en la procrastinación constante sin lograr un uso óptimo de su tiempo educativo y personal.
En mi experiencia dando clases de manera presencial, y recientemente de manera virtual, he explorado distintas opciones en nuestros dispositivos para lograr que las clases con mis alumnos sean lo más interactivas posibles. No solo con el uso maravilloso de la pizarra en Zoom, Skype, Hangouts, etc. Sino que, me he atrevido a explorar las opciones más elementales y por defecto que están al alcance de todo usuario virtual. Dejo la exploración y análisis de las distintas estrategias usadas para una próxima publicación. Espero conocer vuestras experiencias como profes y alumnos online.
