¿Adultos? ¿En que situaciones se encuentra alguien que "ya peina canas" como para verse obligado a estudiar un idioma? Obviamente, hay muchas, desde un nuevo trabajo en una compañía transnacional, hasta emigrar a un país anglosajón o querer entenderse con los demás cuando finalmente te ganas la lotería y te das la ansiada "vuelta al mundo".
Y es aquí donde entra el profe y su capacidad de hacer que lejos de ser una "tortura china" el aprendizaje se convierta en algo hasta divertido. Porque no es lo mismo un niño con la mente fresca que aquellos que ya tenemos el disco duro lleno de miles de cosas, entre ellas tratar de ganarnos la vida, salir adelante en épocas de pandemia y mil y una peripecias que la vida trae consigo.
Y así, convertir cada sesión de clases particulares se vuelve un importante reto para el/la teacher quien ha de tomar en consideración los particulares intereses y necesidades de cada alumno. Un profe empático que entienda que no hay dos alumnos iguales y que tenga la suficiente experiencia como para poder adaptar diferentes métodos de enseñanza de acuerdo a dichas características.
Es que un buen profe no es alguien que sabe Inglés y Gramática, únicamente... ¡No! Mientras más experiencia de vida tenga más podrá guiar respetuosamente a quien ha depositado su confianza en él/ella para tal labor. Y así, lo que pudiera ser un reto, se convierte en un servicio, una entrega y un honor. El honor de ayudar a alguien a lograr su objetivo.
Y cada alumno es, por tanto, una posibilidad más de trascender de una simple clase a un acto de humanidad en que uno sabe de pedagogía y el idioma, pero el otro, el/la alumna, nos enseña no una sino muchas de las cosas que necesitamos aprender. Gracias! ¡Gracias por la oportunidad de intercambiar conocimientos!
