Hoy en día, la salud se ha convertido en un tema frecuente y relevante, y no es raro oír de personas que sufren deficiencias de vitaminas, minerales o ácidos grasos. Sin embargo, hay otras deficiencias que solemos olvidar y no tenemos en cuenta. La falta de movimiento, de alegría y contacto, así como el mantener el estrés por un tiempo prolongado, perjudican altamente nuestra salud.
Asi como necesitamos el agua o el aire, el contacto y la intimidad son necesidades básicas para el ser humano. Desde que nacemos buscamos el contacto con otras personas. Pero a medida que crecemos, vamos perdiendo esa capacidad de comunicarnos con los demás. En el mundo actual, donde todo tiende a digitalizarse, la mayoría de los contactos se realizan a través de ordenadores, sin embargo, el contacto físico es saludable y necesario.
El yoga para dos, es una práctica que conlleva posturas físicas, respiración consciente, tacto, intimidad, amistad, confianza, comunicación y juego. Las posturas otorgan un beneficio mutuo; algunas ponen a prueba el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad, mientras que otras se dirigen hacia la confianza y la comunicación. Algunos serán tan divertidas que caeréis al suelo riendo, mientras que otras aportarán sentimientos profundos. Al combinar esfuerzos y conectarnos a través del tacto, sucede algo mágico. Como dijo el famoso psicólogo Carl Jung: "Como en cualquier reacción química, cuando dos cosas entran en contacto, ambas se transforman".
Es una práctica que nos brinda la posibilidad de jugar y divertirnos, y tomarnos la clase con sentido del humor y creatividad. En el yoga en pareja, no es tan importante la perfección en una postura, sino lo que disfrutamos en ella. Si desarrollamos la habilidad de reírnos de nosotros mismos y divertirnos con nuestras inseguridades, la vida será menos seria y más divertida.
Observar a los niños sirve como recordatorio de lo que significa ser juguetón y libre. Tienen la capacidad de fascinarse y de estar presentes en todo lo que hacen. A medida que crecemos, nuestras preocupaciones y responsabilidades tienden a aplastarnos. Pero cuando nos permitimos volver a jugar como niños, eso nos trae alegría y repercute en nuestro bienestar. La salud aparece con la alegría.
Puedes practicar yoga con tu pareja, un amigo, un compañero del gimnasio o tus hijos. El contacto físico, la comunicación y el apoyo mutuo en la práctica nos hace fortalecer el vínculo, y siempre aprendemos más con la ayuda de un compañero. Se puede hacer en casa, al aire libre, en grupo o en la playa. Dependiendo del lugar que se elija, necesitaremos una esterilla o manta. Aunque practicar directamente en la tierra, puede ayudar a enraízarnos y es adecuado para muchas posturas.
Hay muchas opciones para practicar y puede convertirse en un interesante viaje de autodescubrimiento que nos brinde una nueva dimensión del yoga, en el que entran la alegría y el contacto.