Cada persona es un mundo. Cada persona tiene una forma diferente de aprender y emplea una lógica distinta a la hora de adquirir conocimientos. Un buen profesor, especialmente un profesor de inglés, debe entender esta premisa.
Tratar de impartir el inglés como un cuerpo de conocimiento, asumiendo que cada alumno "tiene un determinado nivel" es arrogante e ineficaz. No existen en realidad los niveles, simplemente existe el Aprendizaje Dinámico.
Es un tipo de aprendizaje basado en el trabajo en equipo y se fundamenta en la vocación del profesor y el interés del alumno. Un profesor que de verdad respeta a un alumno y que valora y aprecia su profesión debería ser capaz de entenderlo y aplicarlo.
Es trabajo del profesor encontrar los puntos de "anclaje" de la capacidad intelectual de cada alumno; aquellos datos estables y vías de desarrollo práctico que permitan el máximo aprovechamiento de los recursos necesarios para un resultado óptimo.
Es trabajo del alumno identificar aquello que le permite sentirse agusto y cómodo durante todo el proceso, y en realidad en lo que a aprender inglés se refiere, debe ser el alumno quien lleve el peso de la clase. El profesor debe hacer de guía, nunca de "autoridad". Porque un buen profesor nunca deja de aprender y siempre es preferible que admita aquello que no sabe para encontrar la explicación más certera.
Y es la certeza precisamente el propósito de este tipo de aprendizaje; vale más un alumno que sepa poco pero lo sepa con seguridad y sin duda, que uno que sepa mucho pero no alcance nunca el grado suficiente de certeza como para aplicarlo con confianza.
Y es que existe una relación directa entre la certeza y la fluidez: cuanta mayor es la certeza, menor es el tiempo de respuesta a la hora de entender y responder y, por lo tanto, mayor es la fluidez.
Para lograr este propósito, alumno y profesor deben estar exactamente en la misma vía y trabajar juntos. De cualquier otro modo, el resultado es incapacidad.
