Hoy quiero hablaros de lo que ha significado para mí ser profesora a lo largo de todos estos años.
Ser maestra en la época actúal es, cuanto menos, un arduo trabajo. En mi años de experiencia me encotrado en multitud de situaciones, donde mi trabajo, que es enseñar se hacía complicado. Muchos de vosotros pensaréis que es complicado tratar con los niños y así es, pero también con los padres.
No todo es blanco o negro, si no que hay grises. Por eso me gusta establecer una relación con mis alumnos basada en la confianza. En la que ellos se sientan a gusto y puedan compartir sus opiniones sin sentirse juzgados.
Casi siempre no solo se trata de llegar, lanzarle los conocimientos que tienen que aprenderse y marcharte a casa tan tranquilo. No son robots, son niños, con sus problemas y sus preocupaciones. Para ellos es importante que una persona que no forma parte de su circulo familiar se interese por sus preocupaciones.
Por ese motivo mis alumnos saben que si necesitan hablar de algo, yo siempre estoy disponible para ellos.
Mi labor como profesora no se limita únicamente a reproducir una lección, si no que por el contratio me gusta implicarme. Gracias a eso, y a que mis alumnos saben que pueden confiar en mí, he podido evitarles algún que otro problema serio.
Y ahí es cuando llega una de las partes más bonitas de mi trabajo, la gratificación que sientes por haber ayudado a una personita, con la que has creado un vínculo mucho más importante que profesor - alumno.
Quiero aprovechar para saludar a todos mis alumnos, que estarán de vacaciones en la playita y relajandose al máximo. Disfrutad al máximo del verano que tras este largo curso os lo habéis ganado. Recargar las pilas! Que en septiembre comenzamos de nuevo a trabajar duro!